Agnes Gonxha Bojaxhiu nace en Skopje, capital de Macedonia,
en 1910. Una niña normal en una familia normal.
Cuando tenía doce años oye una misteriosa
voz que le dice que ella se convertirá en una
figura religiosa cuando crezca. En 1929, Agnes entra
al noviciado y cambia su nombre por el de Teresa, en
honor a la hermana Teresa de Bélgica, quien llamaba
su camino "el camino pequeño". Este
camino pequeño consiste en servir a Dios a través
de acciones simples y comunes, lo mejor posible y con
una buena disposición.
Toda su vida seguirá la filosofía de este "camino pequeño".
El 24 de mayo de 1931, Teresa toma sus primeros votos
temporales de pobreza, castidad y obediencia. Pronto
parte rumbo a Calcuta, India. Esta es una gran ciudad
con varios millones de habitantes y extensas áreas
de barrios pobres. Teresa trabaja dando clases y luego
en un hospital. Las hermanas sólo salen del convento
en casos de extrema emergencia, pero en el hospital
Teresa presencia una miseria y pobreza horribles por
primera vez. El 14 de mayo de 1937, la hermana Teresa
toma su segundo voto, este es permanente y se convierte
en la directora del colegio Santa María. Más
adelante enseñará fuera de las murallas
del convento y visitará los barrios pobres. A
esto seguirán tiempos turbulentos. En 1943 se
produce una hambruna en Bengala. Cinco millones de personas
mueren de hambre y muchos huyen hacia Calcuta. Pakistán
se separa de la India, y se desata una guerra entre
musulmanes e hindis. Cuatro mil personas mueren. Esto
conmociona a la madre Teresa también.
El 10 de septiembre de1946, la hermana Teresa parte
rumbo a Darjeeling, en el Himalaya, para reflexionar
durante un tiempo. En el tren recibe un llamado.
Dios quiere que ella deje el convento para trabajar
entre los más pobres de los pobres. Le confía
esta revelación a un cura, y, luego de una larga
espera, en el mes de abril de 1948, recibe permiso para irse.
Este es un gran paso, ya que las hermanas no obtienen
permiso para dejar el convento y romper sus votos tan
fácilmente. Se le da un año de plazo para
probar que su plan se trata de un verdadero llamado
y que tiene posibilidades de éxito.
Con solo cinco rupias, la hermana Teresa deja el convento.
Tiene 38 años de edad. Copia el atuendo que usan
las personas de los arrabales y comienza a usar un zari
blanco con bordes azules. Primero toma un corto curso
de medicina en una misión médica en Patna,
India. De vuelta en Calcuta, renta una cabaña
en un barrio marginal y comienza a enseñar a
los niños pobres. Empieza a correr rápidamente
la voz, aunque ella no tenga realmente un plan. La gente
le ayuda, le regala una silla y un armario. Teresa baña
a los niños a los cuales enseña y luego
también baña a los enfermos además
de brindarles cuidados.
Teresa se encuentra muy sola durante este período,
pero muy pronto sus antiguos pupilos acuden en su ayuda.
Alguien le ofrece un lugar en su casa, donde ella pueda
vivir junto a las hermanas que han venido a ayudarle.
Más y más gente le ayuda. Luego se le
entrega un sitio más grande. Abre un hogar para
los moribundos, un hogar para huérfanos y talleres.
Sin embargo, en ningún momento Teresa tiene un
plan.
Ella vive sólo de sus principios. Teresa sigue el camino pequeño. Con entusiasmo realiza trabajos sucios que nadie quiere hacer, cura heridas inmundas,
lleva una vida modesta. Cuando se le invita a una cena,
pregunta si se le concede el dinero que iba a ser gastado
en ella y se lo entrega a los pobres. Quizás
su principio más importante sea que a sus ojos
todos merecen recibir el mismo amor, sin importar su
aspecto o qué religión profesen. A sus
ojos, todos los hombres son como Jesús, como
Dios y es de esa forma como deben ser tratados. Todo
el mundo es bienvenido por ella.
El movimiento que Teresa inició, empezó
a crecer. Se le permitió seguir trabajando fuera
del convento e incluso se le asignó su propia
orden; las hermanas de la caridad. Desde ese momento
en adelante ella es la madre Teresa. Su trabajo no se
limita a la India, sino que se extiende a todo el mundo.
Muchos consideran un privilegio trabajar con la madre
Teresa. Cómo una mujer tan pequeña puede
ser tan grandiosa.
Ojos abiertos a la miseria
La madre Teresa estaba convencida del camino que debía
recorrer. No fue una decisión fácil de
tomar, tenía que probar la veracidad de su llamado,
tener paciencia, y sobre todo trabajar muy duro. Hubiese
sido sencillo cerrar sus ojos a la miseria existente
fuera de los muros del convento, pero Teresa salió
y la enfrentó. Se ubicó en medio de ella
y vivió entre los horrores. Fue difícil
y también solitario al comienzo, pero era el
camino correcto, y es precisamente la pasión
con que ella hacía su trabajo la que le hizo
alcanzar el éxito. La pasión la hizo mantenerse
firme. Cuando se comenzó a correr la voz, una
creciente cantidad de personas se unió a ella
y su movimiento se volvió internacional. La gente
aún sigue su ejemplo; la madre Teresa ayuda a
las personas.
La pasión de una vegetariana
Muchísimos animales viven en condiciones de
miseria comparables. Sabemos de las terribles injusticias
que se cometen en su contra. Pero también se
nos hace fácil no pensar demasiado en ellos.
Los animales son despedazados para nosotros, pero no
presenciamos ningún tipo de espectáculo
sangriento o sus indignas condiciones de vida. La carne
es cortada para nosotros y muchas veces se nos entrega
en formas que no se reconocen como lo que son: una parte
de un animal, por ejemplo: una barrita de pescado o
una bola de carne. La industria ganadera se encuentra
lejos de nosotros. Y si por casualidad llegamos a toparnos
con imágenes referidas a este tema en la televisión,
cambiamos rápidamente de canal, cerramos nuestros
ojos ante ello. El gato que ronronea echado sobre nuestro
regazo recibirá una muestra de cariño
extra. ¿Cómo podemos cerrar nuestros ojos
a la miseria animal?, ¿podemos justificarla?,
¿Por qué consdieramos una vaca como un
producto y a un gato como la mascota más preciosa?
Pienso que solamente se puede continuar comiendo carne
y explotando la tierra, al tapar soberbiamente la verdad.
¿Cómo podemos admirar tanto a la madre
Teresa por hacer algo que todo el mundo puede hacer?
¿Acaso no nos deja esto una sensación
de intranquilidad? Después de todo, ella no cubrió
la amarga realidad. Se introdujo en ella, se expuso
a ella, a pesar de que esto trajera grandes consecuencias
a su vida personal; pero, a pesar de esto, se mantuvo
firme, renunció a todas sus posesiones, vivió
entre la miseria, no cerró sus ojos ante ella.
Sentía que debía llegar un cambio real
y puso su dinero a disposición de su discurso.
Entre los leprosos, los intocables, ella vivió
su vida.
Los animales son de alguna forma comparables a los
leprosos, viven totalmente aislados, muy lejos del "mundo
civilizado", hacinados en granjas de crianza donde
nadie puede ver su miseria, esperando la muerte. Es
difícil hablar de una vida natural, se trata
más bien de sobreviviencia. ¿Cómo
podemos comer un trozo de carne, sabiendo cómo
se hizo este "producto"? ¿Por qué
no abrimos nuestros ojos a la miseria? ¿Puedes
mirarte al espejo siendo carnívoro?
Me gustaría contarles cómo vivo la palabra
pasión. Para mi pasión es el amor por
la vida en el sentido más amplio de la palabra.
Este es el principio según el cual yo vivo. No
sólo amar mi vida, mi propia vida, sino que también
amar a otras personas, al reino animal y al mundo que
me rodea. Creo que si te amas a ti mismo tienes que
hacerte cargo del mundo que te rodea. La pasión
viene del corazón. Cuando escuchas a tu corazón,
no puedes equivocarte.
No estoy diciendo que todo el mundo debe convertirse
en una segunda Teresa, cada uno debe encontrar su propio
camino. Pero quizás pensarás acerca de
lo que estás comiendo la próxima vez que
comas carne. No pienses que no tiene caso, que nadie
puede hacer nada al respecto, que de todas formas no
tiene sentido. Cualquier cosa ayuda. No olvides que
el poder está en los consumidores. No tienes
que hacer ningún gran plan, comienza de a poco,
como la madre Teresa, que siguió su camino pequeño.
Incluso los caminos pequeños pueden traer grandes
consecuencias al final.
Quizás tú eres una de esas personas que
preguntaba a un vegetariano qué le había
pasado y que por qué era vegetariano. Tal ves
deberías comenzar por invertir las cosas, pregúntate
a ti mismo: "¿Qué me ha pasado a
mí, por qué como carne?" atrévete
a abrir los ojos a la verdad y saca tus conclusiones.
Sigue tu corazón, sigue tu propio pequeño
camino.
Contribución de Gineke Wayer. De vuelta al proyecto
pasión.